Ante ellos, cayó un paladín con cabello ondulado, largo, negro y mechones canosos, estatura media, de piel morena ajada por el sol, facciones angulosas y definidas, musculatura desarrollada, corpulento y sonrisa atractiva. Viste una armadura pesada de adamantino, una espada y un escudo de cuerpo entero el cual interpuso entre ellos y la llamarada.
- Télcar: ¡¡¡Laitoh ahora!!!
Tras él llegó un mago de baja estatura y complexión delgada, cabello largo hasta los hombros, castaño y lacio. Un hombre adulto con rasgos faciales que denotan experiencia y simpatía a la vez . Viste una túnica larga y negra con detalles verde oscuro, con mucho vuelo. Apareció corriendo desde el bosque colocándose tras Télcar, lanzó un hechizo que les cubrió a todos, reforzando el gran escudo del paladín. La llamarada impactó en este, empujándole y deteniendo el golpe inicial, aunque lo arrastró hasta que consiguió anclarse en el suelo, la llamarada se abrió camino rodeando el escudo, pero de igual manera, el escudo mágico a modo de cúpula les cubrió extendiéndose desde el escudo de Télcar, formado por hexágonos de energía unidos entre sí, amortiguando la propagación ígnea. El dragón rugió y ascendió nuevamente desapareciendo en la oscuridad del cielo.
- Sansfear: No sé quiénes sois, pero nos acabáis de salvar la vida.
- Télcar: Me llamo Télcar, y este de aquí es Laitoh.