Mir llegó a la puerta del Baluarte, este presenta unas columnas de ladrillos de piedra rojiza, inclinadas desordenadamente, encumbradas por un arco tudor abocinado y asimétrico a modo de porche, resguardando un gran portón de madera de sequoya, los muros son robustos y escorados hacia dentro, concibiendo una cúpula sexpartita desigual en su interior, grandes vitrales en forma de lágrima en las paredes laterales y un campanar que se alza en lo más alto de la esquina sur-este del edificio. Mir hizo sonar el picaporte enérgicamente.
- Mir: Riiiiin soy yo, Mir, ¿estás en casa?, hay un mago elemental en la entrada sur que pregunta por ti.
Al no obtener más que el silencio por respuesta, Mir tiro del picaporte, comprobó que la puerta estaba abierta y entró al gran recibidor. Este, amueblado como en una gran biblioteca, con una gran mesa central cubierta de pergaminos y mapas de diferentes regiones de Rahaylimu, miró en todas direcciones y vio una de las dependencias iluminada. Corrió hacia ella y pudo observar que la estancia estaba colmada de raíces, hiedras, pequeños arbustos y flores silvestres, al entrar vio a Rin sentada en el suelo en posición de loto, los ojos cerrados y rodeada de velas distribuidas por toda la sala, blancas en el umbral de la puerta y ventanas, y azul celeste rodeándola, dando así, un ambiente cálido y acogedor. A su alrededor, casi imperceptible, se apreciaba un aura de energía traslúcida que su cuerpo parecía estar absorbiendo. Rin es una mujer hermosa y enigmática, de proporciones menudas, con ojos grises y rasgados, de mirada penetrante. Su cabello largo y canoso hasta la cadera, trenzado y anudado en su extremo con bellas plumas de águila real. Las arrugas de su frente revelan su mediana edad, la piel de su rostro está trazada con pinturas en tonos rojizos y verdes, símbolos de su erudición. Vestida con una mezcolanza de telas y plumas, ornamentada con orfebrería a base de minerales, corteza, hojas y raíces, sus pies curtidos lucían unas babuchas con el talón descubierto. Mir sabía que estaba meditando, ya que en alguna otra ocasión le había visto hacerlo, aun así, se acercó a ella despacio, le tocó con una mano en su hombro, y le susurró…