Los Sanrak son la raza minoritaria en lo que a población se refiere, viven en una pequeña región, ocultos en la majestuosa montaña de Faindo, en el interior de esta se erige la ciudad de Lonar, en la que destaca su diversidad arquitectónica y colores, esto se debe a sus cuatro facciones bien determinadas y segmentadas, esto no los divide, si no que por lo contrario, consiguen abarcar un mayor abanico de técnicas y habilidades, haciéndoles más poderosos como raza. Dicha segmentación, no es más que el lugar de residencia según sus habilidades, todos los Sanrak tienen un gran dominio del poder arcano y son conocedores de la magia rúnica y es en este último aspecto donde se especializan, poniendo todo su empeño y conocimiento en uno de los cuatro tipos, estos son los que están enfocados al combate físico cuerpo a cuerpo, combate físico a distancia, poder mágico tanto ofensivo como defensivo y al poder mágico de la sanación. Cada una de las facciones tiene un portavoz, el cual no es elegido, sino que es el más avanzado de su facción, y puede variar constantemente si es superado por otro individuo de esta, así, de esta manera, fomentan el espíritu de superación constante. Para que se de este cambio de representación, deben exponer sus habilidades, en un combate uno contra uno, desplegando todo su potencial y sabiduría a la hora de aplicar cada una de sus habilidades, demostrando así el vencedor, que es ciertamente merecedor de tal honor.
Los Sanrak son una raza obcecada con el conocimiento, tanto es así, que a lo largo de muchos siglos han ido recopilando todas y cada una de las vivencias, rituales, culturas y habilidades, que han ido descubriendo, acumulando pergaminos, libros y grimorios escritos con la tinta del poder arcano y almacenado en su biblioteca. Para ello, iniciaron una cruzada empujada por su obsesión por controlar, dominar y comprender el poder arcano, una vez obtuvieron datos suficientes sobre este, ampliaron sus conocimientos abarcando todo lo que existe en Rahaylimu, siendo así la raza más sabía existente en el planeta. Guardan y custodian con recelo el centro de su ciudad, donde se haya la mayor biblioteca que jamás se haya visto, tal es la cantidad de conocimiento albergado, que tuvieron que abandonar su ciudad de origen, para trasladarse a Faindo, donde construyeron la nueva ciudad de Lonar, su lugar de residencia actual. Sin embargo, a pesar de haber viajado por doquier con afán de aumentar su sabiduría, se dieron cuenta de que lo que custodiaban podría revelarse contra ellos, pues comprendieron que el afán de poder podría destruirles tanto a ellos como a cualquiera. Si este conocimiento cayese en malas manos, podría ser devastador, así pues decidieron adoptar esta creencia, que caló en lo más profundo de su ser, y a lo largo de varias generaciones, dicha protección se volvió tal que se volvieron reservados, desconfiados y misteriosos para con las demás razas en Rahaylimu.
Como ya se sabe, lo más destacable en ellos es el dominio del poder arcano, cosa que les permitió avanzar y mejorar en el uso de su habilidad más destacable, la magia rúnica, esta es una magia que se usa imbuyendo magia en pequeños minerales, en los que se graban símbolos también mágicos según su función, pudiendo usarlas en una gran diversidad de situaciones en combate, o incluso para encantar de manera permanente y mejorar el rendimiento otorgando propiedades mágicas a armas, armaduras, atuendos y joyas en los que se pueden incrustar o engarzar para que los objetos obtengan habilidades o poder de algún elemento. Algunas de estas se presentan de gran poder, y de las que ellos mismos reniegan de su uso, ocultándolas por todo Rahaylimu, a la espera de alguien que realmente sea digno de ellas, ya sea en grutas, cuevas, templos u otros lugares ocultos, custodiados por trampas, acertijos y/o criaturas increíblemente poderosas.
Respecto a su fisiología, son una raza antropomorfa, de mayor estatura que los Se’irim, de piel azul azur, colmados de tatuajes rúnicos, siendo estos azul marino, denotando en cada uno de ellos su sabiduría en cada uno de los campos que dominan. Sin embargo lo más destacable son sus ojos, ya que carecen de ellos, en su lugar tienen dos llamas, símbolo inequívoco de su erudición en el control del poder arcano, este varia de color según el tipo de runa que más utilicen a lo largo de su vida, cosa que decanta su tonalidad, dando así la distinción más importante en cada una de sus facciones.