En busca del Barrak.

Ya había transcurrido medía mañana, el sol caía bañando el paisaje e irradiándolo de vida, el piar de los pájaros eran compañeros de Angeal en su viaje sobre el carro, así como el juguetear de las ardillas y de las pequeñas aves que abundaban por la zona. Tras ayudar a una tortuga de tierra a darse la vuelta llegó a la llanura, detuvo el carro y se apeó de este, sabía que entrar en la llanura con el carro habiendo un Barrak y sus jabalíes, podría suponer perderlo. Así que ató los caballos a un árbol, fue a la parte posterior del carro, agarró el arco y sus flechas y se dispuso a adentrarse en esta. Una gran extensión de terreno, en la que apenas había árboles haciendo sombra, altas hierbas bañadas por el sol cubriéndole hasta su cintura, eso no iba a suponerle un problema, se podía ver perfectamente si se acercaba un jabalí y más aún el Barrak. Siguió avanzando por la llanura, casi a la altura de la Gran Falla, vio al Barrak junto a seis jabalíes hozando y aguzando tranquilamente.

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