Surgió, como todo Sintiary, del manantial de las almas, en su caso, con un propósito muy distinto al de sus compañeros. Erian dio parte de su alma para crearlo, pues su experiencia y gran poder, le dotaría de interesantes aptitudes.
El paso de los años no les es relevante, pues su longevidad es indeterminada, hasta que la energía se les agota. Se adaptan y adoptan la forma física que desean, antropomorfa normalmente, ya que así pueden relacionarse con más tranquilidad con sus razas vecinas, haciendo uso de la propia naturaleza.
Inició su entrenamiento, superando todas las expectativas, siendo pues, instruido para convertirse en el general de sus ejércitos. Cumplió su objetivo, llegando a ser un diestro soldado. Parte de su instrucción, fue conocer a los Hartach, raza con la que siempre habían tenido grandes diferencias y disputas en el pasado. Y comprendió que ellos no buscaban enfrentamientos, había paz, a pesar de las historias que pudiese oír de entre algunos hermanos Sintiary. En dicho viaje, uno de los líderes Hartach hizo lo mismo que Erian, trayendo con él un joven mago llamado Renit, recién eclosionado en su cuarto estadio. Adam y Renit, a pesar de ser tan diferentes, congeniaron y entre ellos surgió amistad, lo cual hizo fortalecer los vínculos entre ambas razas, pues el líder Hartach y Erian, gracias al ejemplo de sus discípulos, demostraron que se puede convivir, no solo en paz entre ambos, sino compartiendo amistad y estrechando lazos.
Desde un inicio, eligió y destacó por su gran habilidad con la lanza, que, junto a su poder arcano Sintiary, le permitió usar y manipular la naturaleza a su antojo, para crearla a conveniencia con raíces del entorno.
En su forma corpórea, era fácilmente reconocible por su resplandeciente columna vertebral, donde alberga su copioso poder, y desde la que se irradia una cálida luz. Dicha raíz le fue otorgada al cumplir su quinto año, tras realizar una prueba de valía en el santuario de ‘Ahlua. En esta prueba se le otorgó dicha raíz, en la que se le infundo gran parte de su poder, brillando sobremanera y destacando sobre el resto de raíces, la cual quedaría vinculada de por vida, dándole a Adam un aumento en su poder, y confirmando su más que fundada valía para liderar sus ejércitos.
Sin embargo, aquella prematura fuerza y destreza, le crearon un exceso de confianza, que, Erian, adoptando el rol de madre, intentó adoctrinar y contener. No le resultó difícil, aun así, en el fragor de las batallas, Adam, pecaba de inconsciente, arriesgando su vida y la de sus tropas, hasta el momento, sin consecuencias irreversibles, y siendo para los suyos en combate, el pilar fundamental de su ejército.
A menudo encontraba hueco para ir a ver a su amigo Renit, e incluso a veces combatían entre sí para entrenarse, y aprender él uno del otro. Sin embargo, a los seis años de edad, dejó de recibir noticias, y no tan solo de él, parecía que todo lo conseguido entre ambas razas se iba desvaneciendo sin motivo aparente. Tras un año de lucha diplomática y viendo que les era imposible, un buen día llegaron noticias a la capital, Boleriana, de un revuelo en una aldea en la frontera Sintiary-Hartach, por lo que Adam, como líder del ejército, reunió un pequeño grupo de soldados, y fueron, en un principio, a ayudar a sus hermanos, y a sus vecinos con cualquier inconveniente que pudiese haber ocurrido. Incrédulos, vieron que una mugre negra consumía la aldea y a sus habitantes, extendiéndose lentamente por la vegetación circundante. Sin entender que ocurría, se internaron en la aldea, pero antes de poder adentrarse en la zona putrefacta, un hechizo oscuro golpeó a Adam, lanzándolo por el suelo hacia atrás, hacia sus verdes bosques, viendo entonces desde el suelo, que sus hermanos, al entrar en contacto con esta infección, se consumían sin remedio. Perplejo, no sabía que estaba ocurriendo, hasta que desde el interior de la aldea, Renit y un grupo de Hartach aparecían, se otorgaban el acto y clamaban que la guerra volvía a iniciarse. Adam no podía creer lo que veía, su propio amigo, invadiéndoles. Sin embargo, también hubo entendido que quien le había salvado, había sido él, pues reconoció el hechizo. Y aún se le hizo más incomprensible entender todo aquel entuerto, pues, al parecer, era Renit quien orquestaba el ataque, todo lo que creía conocer de él, había desaparecido.
Tras informar a Erian, ella intentó recuperar el control de la zona, pero la infección se extendía lenta e ininterrumpidamente, internándose en sus tierras sin oposición. Erian envió un mensaje, pidiendo ayuda como último recurso, a una amiga perteneciente a otra raza vecina, y a quien le brinda desde hace mucho tiempo su mayor confianza, su nombre es Rin.
Juntos se enfrentarán a un mal oscuro, que ha resurgido en Rahaylimu. Con tan solo siete años de edad, Adam, junto a su madre, y toda su raza, se verán envueltos en un conflicto, en el que se jugaran su mismísima existencia, y la de todas las razas.
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