Una fuerte tormenta se desató sobre ellos, era tal la cantidad de agua que caía, que apenas podían ver por dónde pisaban, impidiéndoles también oír cualquier sonido. Una vez llegaron al bosque, se adentraron en silencio, atentos a cualquier ruido o movimiento. Seguían avanzando bajo la lluvia, sosegada por la espesura del bosque. Se encontraban cerca de la cascada, cuando observaron la silueta de una persona con túnica y encapuchado, de baja estatura y anoréxico, se les acercaba por el sendero. Una vez lo tenían encima, observaron que tenía la piel blanca-grisácea, como ahumada, los rasgos de la cara apenas eran perceptibles, la sombra que le proporcionaba la capucha lo impedía. Ambos se detuvieron y agudizaron sus sentidos por si se trataba de un bandido. Observaron que era un hombre, totalmente arrugado y en los huesos, este se los quedo mirando.
- Encapuchado: Vosotros… Elegidos… Morir…
El hombre cayó desplomado al suelo, consumiéndose hasta solo quedar en cenizas.