Quida

Los Quida son misteriosos y singulares, sobre todo por su fisionomía, en la que predomina cuerpo de Se’irim y destaca la parte superior de su torso como ave rapaz, las cabezas de estos, proporcionadas con el cuerpo Se’irim, es prácticamente idéntica a la de un halcón peregrino, recubierta de plumas, perfectamente colocadas, descendiendo por el cuello, hombros y parte del pecho y espalda, siendo estas últimas partes aunque cubiertas de plumas, de morfología Se’irim, albergando en su interior un cerebro humano. Esta mezcolanza viene dada de hace muchas generaciones atrás, resultado derivado de una orden de magos Se’irim de gran poder, residían en un templo el cual estaba rodeado por una pequeña ciudad en la región Se’irim de Quida, donde vivían, fieles a las costumbres de los suyos en armonía y tranquilidad. Dicha orden estaba especializada en la magia de la polimorfa, dominando el arte de la transformación de objetos, pudiendo convertirlos en otros completamente distintos. Dichas funciones les facilitaban el trabajo y las labores de la ciudad, sin la imperiosa necesidad de comerciar, ya que ellos mismos se abastecían de lo necesario con el uso de su magia. No obstante, su afán por mejorar y superarse, les jugó una mala pasada, pues querían llegar a dominar también la polimorfia en seres vivos. Investigaban en una de las salas del templo, estudiando y haciendo ensayos,  pues no se conformaban con lograrlo solo en objetos inanimados. En uno de esos ensayos, en el intento de cambiar un grupo de aves rapaces a otra especie, el hechizo no solo no salió como pretendían, sino, que se volvió en contra de ellos, colapsando en la sala donde practicaban, estallando y creando una onda expansiva de un color púrpura que abarcó la totalidad del templo, y se extendió a casi la totalidad del territorio Quida, dejando a toda su población inconscientes durante algo más de tres días. Al despertarse y para su asombro, observaron que el hechizo les había convertido a ellos mismos en una nueva especie, mitad Se’irim y mitad rapaz. Durante generaciones intentaron revertir el hechizo, jamás lo lograron, quedando así y creando un nuevo estilo de vida, pasando a llamarse Quida como raza, sin preocuparles su aspecto, ya que tras tanto tiempo les era algo intrascendente.

A partir del incidente, poseían una gran variedad de habilidades, pues eran inteligentes y versátiles por su rama Se’irim y hábiles, veloces y ágiles por su parte rapaz. Ya sin interés de volver a sus orígenes, la investigación sobre la polimorfia para cambiar seres vivos, siempre ha residido en sus necesidades e incluso alguno de ellos, a pesar de ser pocos, lo lograron.

Aunque el destino no parecía ser benévolo con ellos, tras muchas generaciones viviendo en su ciudad, tranquilos y alejados de conflictos y otras razas, la suya fue arrasada por una gran catástrofe natural, su territorio se emplazaba sobre una gran caldera que entró en erupción. Tras la explosión y la siguiente nube piro plástica, muy pocos fueron los que sobrevivieron, y los que lo consiguieron, abandonaron su tierra, quedando esparcidos por todo Rahaylimu, viviendo en pequeñas colonias o vagando solos por el mundo, como una raza exótica, casi extinta.

Sanrak

Los Sanrak son la raza minoritaria en lo que a población se refiere, viven en una pequeña región, ocultos en la majestuosa montaña de Faindo, en el interior de esta se erige la ciudad de Lonar, en la que destaca su diversidad arquitectónica y colores, esto se debe a sus cuatro facciones bien determinadas y segmentadas, esto no los divide, si no que por lo contrario, consiguen abarcar un mayor abanico de técnicas y habilidades, haciéndoles más poderosos como raza. Dicha segmentación, no es más que el lugar de residencia según sus habilidades, todos los Sanrak tienen un gran dominio del poder arcano y son conocedores de la magia rúnica y es en este último aspecto donde se especializan, poniendo todo su empeño y conocimiento en uno de los cuatro tipos, estos son los que están enfocados al combate físico cuerpo a cuerpo, combate físico a distancia, poder mágico tanto ofensivo como defensivo y al poder mágico de la sanación. Cada una de las facciones tiene un portavoz, el cual no es elegido, sino que es el más avanzado de su facción, y puede variar constantemente si es superado por otro individuo de esta, así, de esta manera, fomentan el espíritu de superación constante.  Para que se de este cambio de representación, deben exponer sus habilidades, en un combate uno contra uno, desplegando todo su potencial y sabiduría a la hora de aplicar cada una de sus habilidades, demostrando así el vencedor, que es ciertamente merecedor de tal honor.

Los Sanrak son una raza obcecada con el conocimiento, tanto es así, que a lo largo de muchos siglos han ido recopilando todas y cada una de las vivencias, rituales, culturas y habilidades, que han ido descubriendo, acumulando pergaminos, libros y grimorios escritos con la tinta del poder arcano y almacenado en su biblioteca. Para ello, iniciaron una cruzada empujada por su obsesión por controlar, dominar y comprender el poder arcano, una vez obtuvieron datos suficientes sobre este, ampliaron sus conocimientos abarcando todo lo que existe en Rahaylimu, siendo así la raza más sabía existente en el planeta. Guardan y custodian con recelo el centro de su ciudad, donde se haya la mayor biblioteca que jamás se haya visto, tal es la cantidad de conocimiento albergado, que tuvieron que abandonar su ciudad de origen, para trasladarse a Faindo, donde construyeron la nueva ciudad de Lonar, su lugar de residencia actual. Sin embargo, a pesar de haber viajado por doquier con afán de aumentar su sabiduría, se dieron cuenta de que lo que custodiaban podría revelarse contra ellos, pues comprendieron que el afán de poder podría destruirles tanto a ellos como a cualquiera. Si este conocimiento cayese en malas manos, podría ser devastador, así pues decidieron adoptar esta creencia, que caló en lo más profundo de su ser, y a lo largo de varias generaciones, dicha protección se volvió tal que se volvieron reservados, desconfiados y misteriosos para con las demás razas en Rahaylimu.

Como ya se sabe, lo más destacable en ellos es el dominio del poder arcano, cosa que les permitió avanzar y mejorar en el uso de su habilidad más destacable, la magia rúnica, esta es una magia que se usa imbuyendo magia en pequeños minerales, en los que se graban símbolos también mágicos según su función, pudiendo usarlas en una gran diversidad de situaciones en combate, o incluso para encantar de manera permanente y mejorar el rendimiento otorgando propiedades mágicas a armas, armaduras, atuendos y joyas en los que se pueden incrustar o engarzar para que los objetos obtengan habilidades o poder de algún elemento. Algunas de estas se presentan de gran poder, y de las que ellos mismos reniegan de su uso, ocultándolas por todo Rahaylimu, a la espera de alguien que realmente sea digno de ellas, ya sea en grutas, cuevas, templos u otros lugares ocultos, custodiados por trampas, acertijos y/o criaturas increíblemente poderosas.

Respecto a su fisiología, son una raza antropomorfa, de mayor estatura que los Se’irim, de piel azul azur, colmados de tatuajes rúnicos, siendo estos azul marino, denotando en cada uno de ellos su sabiduría en cada uno de los campos que dominan. Sin embargo lo más destacable son sus ojos, ya que carecen de ellos, en su lugar tienen dos llamas, símbolo inequívoco de su erudición en el control del poder arcano, este varia de color según el tipo de runa que más utilicen a lo largo de su vida, cosa que decanta su tonalidad, dando así la distinción más importante en cada una de sus facciones.

Baluarte Salvana.

Mir llegó a la puerta del Baluarte, este presenta unas columnas de ladrillos de piedra rojiza, inclinadas desordenadamente, encumbradas por un arco tudor abocinado y asimétrico a modo de porche, resguardando un gran portón de madera de sequoya, los muros son robustos y escorados hacia dentro, concibiendo una cúpula sexpartita desigual en su interior, grandes vitrales en forma de lágrima en las paredes laterales y un campanar que se alza en lo más alto de la esquina sur-este del edificio. Mir hizo sonar el picaporte enérgicamente.

  • Mir: Riiiiin soy yo, Mir, ¿estás en casa?, hay un mago elemental en la entrada sur que pregunta por ti.

Al no obtener más que el silencio por respuesta, Mir tiro del picaporte, comprobó que la puerta estaba abierta y entró al gran recibidor. Este, amueblado como en una gran biblioteca, con una gran mesa central cubierta de pergaminos y mapas de diferentes regiones de Rahaylimu, miró en todas direcciones y vio una de las dependencias iluminada. Corrió hacia ella y pudo observar que la estancia estaba colmada de raíces, hiedras, pequeños arbustos y flores silvestres, al entrar vio a Rin sentada en el suelo en posición de loto, los ojos cerrados y rodeada de velas distribuidas por toda la sala, blancas en el umbral de la puerta y ventanas, y azul celeste rodeándola, dando así, un ambiente cálido y acogedor. A su alrededor, casi imperceptible, se apreciaba un aura de energía traslúcida que su cuerpo parecía estar absorbiendo. Rin es una mujer hermosa y enigmática, de proporciones menudas, con ojos grises y rasgados, de mirada penetrante. Su cabello largo y canoso hasta la cadera, trenzado y anudado en su extremo con bellas plumas de águila real. Las arrugas de su frente revelan su mediana edad, la piel de su rostro está trazada con pinturas en tonos rojizos y verdes, símbolos de su erudición. Vestida con una mezcolanza de telas y plumas, ornamentada con orfebrería a base de minerales, corteza, hojas y raíces, sus pies curtidos lucían unas babuchas con el talón descubierto. Mir sabía que estaba meditando, ya que en alguna otra ocasión le había visto hacerlo, aun así, se acercó a ella despacio, le tocó con una mano en su hombro, y le susurró…